Niños, jóvenes y tecnología
Recomendaciones para superar el "via crucis" en el que se puede convertir la relación de nuestros hij@s con la tecnología
Una publicidad de un conocido operador de telefonía señala: "Si la tecnología entra en nuestras casas de forma responsable, no habrá teléfono, ni serie, ni red social que nos aleje, al contrario, nos unirá". No podemos estar más de acuerdo. El eterno debate sobre la relación que deben tener los niños y jóvenes con la tecnología parece casi irresoluble. Seguro que encontramos argumentos a favor y en contra.
Es muy difícil ponerse en la piel de las familias y saber cómo se debe actuar en según qué situaciones. Ya escribimos un post con las ventajas y los inconvenientes de las nuevas tecnologías para los niños y, debido a la importancia de este fenómeno, en esta ocasión os damos algunas recomendaciones que os ayudrán a que la relación con vuestros hijos y su tecnología no sea traumática.
Predicar con el ejemplo
Y la más importante de todas las recomendaciones que te podemos dar es que, como en todo, también en la tecnología prediques con el ejemplo. No puedes exigirle a tu hij@ que no esté todo el día con el móvil si tú lo estás, o que deje el móvil en la mesa si tu respondes una llamada de tu madre. No y no. Esto no funciona. Aunque se nos quede la boca seca de decirlo, a nuestros hij@s lo que se les va a quedar grabado en la retina es lo que vean que hacemos nosotros. Practiquemos el "fair play". Las mismas reglas para todos. Seguro que así son mucho más efectivas.
La eterna pregunta, ¿a qué edad deberían nuestros hij@s tener teléfono móvil?
Si antes lo que nos preocupaba eran las horas que pasaban delante del televisor, ahora la duda es a qué edad debería comprarle teléfono. La primera pregunta que deberíamos responder es: ¿mi hijo necesita teléfono móvil? En la mayoría de los casos, los psicólogos y pediatras nos dirían que, si tiene menos de 13-14 años, la respuesta será un contundente NO. Necesitarlo no lo necesitan.
Pueden perfectamente sobrevivir sin él y, de hecho, les estaremos haciendo un favor si conseguimos tener aguante y resistencia y evitar que tengan un teléfono en sus manos antes de esa edad. Porque, no nos olvidemos, un teléfono ya no sirve solamente para llamar. De hecho, esta es la última de sus funciones. Un teléfono es una puerta abierta a internet, es decir, a todo lo bueno y lo malo que busquen o que se encuentren. En todo caso, si llegar a los 14 se convierte en un "via crucis" lo que podemos hacer es limitar su uso únicamente a los fines de semana y sin redes sociales de ningún tipo.
No podemos cerrar los ojos a la realidad. Nuestros hijos e hijas han nacido en una era en la que la tecnología forma parte de sus vidas. Si no les damos acceso a ella, les estamos privando de una parte fundamental de lo que será su vida adulta pero, con control. Si no les dejamos salir a la calle solos, no les dejemos navegar por la red como si no hubiese peligros.
Y con los niños más pequeños, ¿lo de la tablet o el móvil para que nos dejen comer?
Seguro que has visto esta escena en muchos bares y restaurantes. Una pareja comiendo y su hij@ o hij@s entretenidos con tablets o móviles. Es una escena bastante habitual que también tiene defensores y detractores.
Y es que no hay reglas fijas aplicables a todos. Es cierto que los niños se entretienen, pueden, incluso, estar accediendo a contenidos educativos, aprender jugando, etc. Sin embargo, también es cierto que muchas veces lo utilizamos para "aparcarles", que no nos molesten y que estén callados. En caso de niños pequeños, quizá es una buena idea llevarse al restaurante de turno algún juego de viaje, compacto con el que puedan entretenerse y no necesiten de la electrónica desde el primer momento. Podemos reservarnos esta baza para cuando la desesperación sea ya absoluta. Si son niños más mayores, tendremos que adecuar nuestras conversaciones a ellos y dejarles su espacio para preguntar, para opinar.
Enseñar a aburrirse
Como padres, en general, no lo solemos hacer del todo bien. No estamos enseñando a nuestros hijos una cosa muy importante, relacionada directamente con, por ejemplo, el punto anterior. Se trata de enseñarles a aburrirse. No pasa nada. Aburrirse no es malo. Tienen que aprender. Están sobreestimulados y deberían aprender a echar el freno y saber que hay momentos en que lo único que queda es el aburrimiento.
Aburrirse y tolerar la frustración son básicos. Muchos padres caen en la tentación de comprarles teléfonos, tablets o videojuegos a los hij@s porque todo el resto de amigos tienen. Quizá les estaremos enseñando más y mejor si "nos hacemos un poco los duros". En la vida no van a tener todo lo que quieran en el mismo momento que lo quieran. Desgraciadamente, el mundo no funciona así. Debemos enseñarles esto ya desde pequeños. No pasa nada por frustrarse, desear y desear algo, que nos cueste alcanzarlo. Luego, cuando lo consigan, lo apreciarán mucho más.
Es muy difícil ponerse en la piel de las familias y saber cómo se debe actuar en según qué situaciones. Ya escribimos un post con las ventajas y los inconvenientes de las nuevas tecnologías para los niños y, debido a la importancia de este fenómeno, en esta ocasión os damos algunas recomendaciones que os ayudrán a que la relación con vuestros hijos y su tecnología no sea traumática.
Predicar con el ejemplo
Y la más importante de todas las recomendaciones que te podemos dar es que, como en todo, también en la tecnología prediques con el ejemplo. No puedes exigirle a tu hij@ que no esté todo el día con el móvil si tú lo estás, o que deje el móvil en la mesa si tu respondes una llamada de tu madre. No y no. Esto no funciona. Aunque se nos quede la boca seca de decirlo, a nuestros hij@s lo que se les va a quedar grabado en la retina es lo que vean que hacemos nosotros. Practiquemos el "fair play". Las mismas reglas para todos. Seguro que así son mucho más efectivas.
La eterna pregunta, ¿a qué edad deberían nuestros hij@s tener teléfono móvil?
Si antes lo que nos preocupaba eran las horas que pasaban delante del televisor, ahora la duda es a qué edad debería comprarle teléfono. La primera pregunta que deberíamos responder es: ¿mi hijo necesita teléfono móvil? En la mayoría de los casos, los psicólogos y pediatras nos dirían que, si tiene menos de 13-14 años, la respuesta será un contundente NO. Necesitarlo no lo necesitan.
Pueden perfectamente sobrevivir sin él y, de hecho, les estaremos haciendo un favor si conseguimos tener aguante y resistencia y evitar que tengan un teléfono en sus manos antes de esa edad. Porque, no nos olvidemos, un teléfono ya no sirve solamente para llamar. De hecho, esta es la última de sus funciones. Un teléfono es una puerta abierta a internet, es decir, a todo lo bueno y lo malo que busquen o que se encuentren. En todo caso, si llegar a los 14 se convierte en un "via crucis" lo que podemos hacer es limitar su uso únicamente a los fines de semana y sin redes sociales de ningún tipo.
No podemos cerrar los ojos a la realidad. Nuestros hijos e hijas han nacido en una era en la que la tecnología forma parte de sus vidas. Si no les damos acceso a ella, les estamos privando de una parte fundamental de lo que será su vida adulta pero, con control. Si no les dejamos salir a la calle solos, no les dejemos navegar por la red como si no hubiese peligros.
Y con los niños más pequeños, ¿lo de la tablet o el móvil para que nos dejen comer?
Seguro que has visto esta escena en muchos bares y restaurantes. Una pareja comiendo y su hij@ o hij@s entretenidos con tablets o móviles. Es una escena bastante habitual que también tiene defensores y detractores.
Y es que no hay reglas fijas aplicables a todos. Es cierto que los niños se entretienen, pueden, incluso, estar accediendo a contenidos educativos, aprender jugando, etc. Sin embargo, también es cierto que muchas veces lo utilizamos para "aparcarles", que no nos molesten y que estén callados. En caso de niños pequeños, quizá es una buena idea llevarse al restaurante de turno algún juego de viaje, compacto con el que puedan entretenerse y no necesiten de la electrónica desde el primer momento. Podemos reservarnos esta baza para cuando la desesperación sea ya absoluta. Si son niños más mayores, tendremos que adecuar nuestras conversaciones a ellos y dejarles su espacio para preguntar, para opinar.
Enseñar a aburrirse
Como padres, en general, no lo solemos hacer del todo bien. No estamos enseñando a nuestros hijos una cosa muy importante, relacionada directamente con, por ejemplo, el punto anterior. Se trata de enseñarles a aburrirse. No pasa nada. Aburrirse no es malo. Tienen que aprender. Están sobreestimulados y deberían aprender a echar el freno y saber que hay momentos en que lo único que queda es el aburrimiento.
Aburrirse y tolerar la frustración son básicos. Muchos padres caen en la tentación de comprarles teléfonos, tablets o videojuegos a los hij@s porque todo el resto de amigos tienen. Quizá les estaremos enseñando más y mejor si "nos hacemos un poco los duros". En la vida no van a tener todo lo que quieran en el mismo momento que lo quieran. Desgraciadamente, el mundo no funciona así. Debemos enseñarles esto ya desde pequeños. No pasa nada por frustrarse, desear y desear algo, que nos cueste alcanzarlo. Luego, cuando lo consigan, lo apreciarán mucho más.