Biberón o lactancia materna
¿Qué es mejor para el bebé? ¿Y para la mamá? Os contamos las ventajas de los dos métodos
No hay verdades absolutas ni aplicables a todos los casos. No se puede afirmar taxativamente que la lactancia materna es mejor o bien que el biberón es la mejor opción. Dependerá de la madre, del bebé, de las circunstancias, del entorno y de un largo etcétera de condicionantes que hacen que cada madre opte por la opción que mejor le ajusta. Y es perfectamente lógico. Perfectamente comprensible. Es absolutamente denunciable algunas posturas que reniegan de la lactancia artificial y acusan a las madres que optan por el biberón de ser "menos madres". Cada caso es un mundo, no se puede generalizar.
En este post, lo que os proponemos es repasar qué ventajas tiene cada uno de las dos alternativas, porque los dos tienen ventajas, para que cada uno opte por el que mejor le acople.
LACTANCIA MATERNA
Calidad de la leche
A pesar de que los preparados de leche cada vez se perfeccionan más y que la tecnología de hoy poco tiene que ver con la de hace apenas 10 años, todos los médicos y pediatras coinciden que la leche materna es la mejor para el bebé, al menos durante los seis primeros meses de vida. Le aporta los nutrientes, proteínas, azúcares, vitaminas, etc. exactas y perfectas que el recién nacido necesita para desarrollarse. Además, es mucho más digerible por parte de los bebés. Es más improbable que sufra intolerancias, cólicos, estreñimiento, diarreas con la leche materna que con la artificial.
Prevención de enfermedades y de obesidad infantil
También está médicamente demostrado que la leche materna protege a los bebés de enfermedades de tipo infeccioso gracias a los enormes aportes de anticuerpos. También puede prevenir futuros problemas como obesidad. No obstante, tampoco podemos pensar que es la panacea. Un niño con tendencia, por ejemplo, a sufrir bronquiolitis, la seguirá sufriendo haya tomado biberón o se haya amamantado de la leche de su madre.
Comodidad
Olvídate de preparados, de termos y de dosificadores de polvo. No busques microondas ni te preocupes por esterilizar biberones o tetinas. El bebé tiene en el pecho de su madre un buffet libre de leche a la temperatura ideal y en la cantidad que necesita. Sin esperas y sin problemas. Solo hace falta la mamá y el bebé.
Ahorro
Las leches artificiales suelen tener un precio bastante elevado. Además, si son específicas contra cólicos, etc. el coste todavía es más alto. Sin duda, imposible combatir con el precio de la leche materna. Exceptuando los sujetadores especiales que seguramente tendrás que comprarte o los discos empapadores en caso de necesitarlos, el coste es 0.
¿Sabías que recuperas la forma antes?
Amamantar a tu bebé, además, contribuye a que la contracción de la matriz y, por tanto, la recuperación de la figura, sea más rápida. Existen, por otro lado, muchos cálculos de cuántas calorías se pierden cada vez que se da de mamar, no obstante, la lactancia materna también suele abrir el apetito así que en este caso suele ser "lo comido por lo servido".
BIBERÓN
Control de la cantidad de alimento
Es cierto que el niño cuando amamanta va marcando la cantidad de leche que recibe, sin embargo, muchas madres suelen preocuparse ya que el bebé se duerme en el pecho y no come o bien no succiona lo suficiente. Es cierto, no podemos medir cuánta leche ha ingerido el recién nacido en cada toma, es complicado. Únicamente podemos hacerlo si nos sacamos la leche y se la damos en un biberón. Pero, en este caso, estamos perdiendo las ventajas de una y otra forma de alimentar.
Por ello, hay madres que prefieren la leche artificial, ya que controlamos perfectamente en cada toma cuánta cantidad ha ingerido el bebé y si estamos alimentándole adecuadamente.
Más espacio entre tomas
Como hemos apuntado, la digestión de la leche materna es más fácil pero también más rápida y, por tanto, el bebé no tiene la misma prolongada sensación de saciedad con la leche materna que con la artificial. En el caso de la artificial, esta sensación es mayor por lo que las tomas se espacian más. Este punto es especialmente importante para las tomas nocturnas. Las madres pueden descansar más y también los bebés.
Libertad
No cabe duda, como hemos dicho, que la lactancia materna no implica ningún tipo de preparativo, sin embargo, la libertad del biberón es indudable. La madre puede ausentarse para cualquier gestión o necesidad sin necesidad de ir siempre con el bebé.
Por otro lado, el resto de miembros de la familia, especialmente el otro progenitor en caso de haberlo, también puede colaborar y hacer más llevaderos los primeros meses para la madre. Cada vez uno para las tomas y, de esta manera, el descanso es mucho mayor.
Alimentación
Olvídate de seguir con las reservas a la hora de alimentarte. Si das el biberón, puedes darte esos caprichos que durante el embarazo no te has permitido. No fomentamos el consumo de bebidas alcohólicas pero, si quieres tomar alguna copa de vez en cuando, puedes hacerlo.
Vuelta a la normalidad
Es cierto que lo ideal según lso teóricos es que los bebés se alimenten con leche materna hasta los seis meses. Sin embargo, en la sociedad en la que vivimos, hemos de ser conscientes de que las madres solamente tienen 16 semanas de baja. Por tanto, una vez se incorporan al trabajo, amamantar suele ser más complicado. Aunque hay horas para la lactancia materna y otro tipo de facilidades para la conciliación, la realidad es que cuando se trabaja fuera, etc. sacarse la leche, mantenerla refrigerada, etc. es más complejo que el biberón.
Vistas las ventajas de cada sistema, lo que es mejor o peor solamente dependerá de la mamá y del bebé.
En este post, lo que os proponemos es repasar qué ventajas tiene cada uno de las dos alternativas, porque los dos tienen ventajas, para que cada uno opte por el que mejor le acople.
LACTANCIA MATERNA
Calidad de la leche
A pesar de que los preparados de leche cada vez se perfeccionan más y que la tecnología de hoy poco tiene que ver con la de hace apenas 10 años, todos los médicos y pediatras coinciden que la leche materna es la mejor para el bebé, al menos durante los seis primeros meses de vida. Le aporta los nutrientes, proteínas, azúcares, vitaminas, etc. exactas y perfectas que el recién nacido necesita para desarrollarse. Además, es mucho más digerible por parte de los bebés. Es más improbable que sufra intolerancias, cólicos, estreñimiento, diarreas con la leche materna que con la artificial.
Prevención de enfermedades y de obesidad infantil
También está médicamente demostrado que la leche materna protege a los bebés de enfermedades de tipo infeccioso gracias a los enormes aportes de anticuerpos. También puede prevenir futuros problemas como obesidad. No obstante, tampoco podemos pensar que es la panacea. Un niño con tendencia, por ejemplo, a sufrir bronquiolitis, la seguirá sufriendo haya tomado biberón o se haya amamantado de la leche de su madre.
Comodidad
Olvídate de preparados, de termos y de dosificadores de polvo. No busques microondas ni te preocupes por esterilizar biberones o tetinas. El bebé tiene en el pecho de su madre un buffet libre de leche a la temperatura ideal y en la cantidad que necesita. Sin esperas y sin problemas. Solo hace falta la mamá y el bebé.
Ahorro
Las leches artificiales suelen tener un precio bastante elevado. Además, si son específicas contra cólicos, etc. el coste todavía es más alto. Sin duda, imposible combatir con el precio de la leche materna. Exceptuando los sujetadores especiales que seguramente tendrás que comprarte o los discos empapadores en caso de necesitarlos, el coste es 0.
¿Sabías que recuperas la forma antes?
Amamantar a tu bebé, además, contribuye a que la contracción de la matriz y, por tanto, la recuperación de la figura, sea más rápida. Existen, por otro lado, muchos cálculos de cuántas calorías se pierden cada vez que se da de mamar, no obstante, la lactancia materna también suele abrir el apetito así que en este caso suele ser "lo comido por lo servido".
BIBERÓN
Control de la cantidad de alimento
Es cierto que el niño cuando amamanta va marcando la cantidad de leche que recibe, sin embargo, muchas madres suelen preocuparse ya que el bebé se duerme en el pecho y no come o bien no succiona lo suficiente. Es cierto, no podemos medir cuánta leche ha ingerido el recién nacido en cada toma, es complicado. Únicamente podemos hacerlo si nos sacamos la leche y se la damos en un biberón. Pero, en este caso, estamos perdiendo las ventajas de una y otra forma de alimentar.
Por ello, hay madres que prefieren la leche artificial, ya que controlamos perfectamente en cada toma cuánta cantidad ha ingerido el bebé y si estamos alimentándole adecuadamente.
Más espacio entre tomas
Como hemos apuntado, la digestión de la leche materna es más fácil pero también más rápida y, por tanto, el bebé no tiene la misma prolongada sensación de saciedad con la leche materna que con la artificial. En el caso de la artificial, esta sensación es mayor por lo que las tomas se espacian más. Este punto es especialmente importante para las tomas nocturnas. Las madres pueden descansar más y también los bebés.
Libertad
No cabe duda, como hemos dicho, que la lactancia materna no implica ningún tipo de preparativo, sin embargo, la libertad del biberón es indudable. La madre puede ausentarse para cualquier gestión o necesidad sin necesidad de ir siempre con el bebé.
Por otro lado, el resto de miembros de la familia, especialmente el otro progenitor en caso de haberlo, también puede colaborar y hacer más llevaderos los primeros meses para la madre. Cada vez uno para las tomas y, de esta manera, el descanso es mucho mayor.
Alimentación
Olvídate de seguir con las reservas a la hora de alimentarte. Si das el biberón, puedes darte esos caprichos que durante el embarazo no te has permitido. No fomentamos el consumo de bebidas alcohólicas pero, si quieres tomar alguna copa de vez en cuando, puedes hacerlo.
Vuelta a la normalidad
Es cierto que lo ideal según lso teóricos es que los bebés se alimenten con leche materna hasta los seis meses. Sin embargo, en la sociedad en la que vivimos, hemos de ser conscientes de que las madres solamente tienen 16 semanas de baja. Por tanto, una vez se incorporan al trabajo, amamantar suele ser más complicado. Aunque hay horas para la lactancia materna y otro tipo de facilidades para la conciliación, la realidad es que cuando se trabaja fuera, etc. sacarse la leche, mantenerla refrigerada, etc. es más complejo que el biberón.
Vistas las ventajas de cada sistema, lo que es mejor o peor solamente dependerá de la mamá y del bebé.