SPB
SPB Contigo
Inapetencia en niños

Inapetencia en niños

Consejos para no desesperar ante la falta de apetito de tus hijos

Un gran porcentaje de las visitas de los padres a los pediatras suelen deberse a dos motivos fundamentales: los resfriados y bronquiolitis (de los que ya hablamos en otro post) y, por otro lado, los problemas de inapetencia de sus hijos.

Es una consulta recurrente. ¿Mi hijo no quiere comer? ¿Tarda más de una hora en acabarse el plato? ¿No le gustan las verduras? Y así un sinfín de consultas relacionadas con la alimentación. En muchas ocasiones, este tipo de problemas que son una realidad en muchos hogares, no se deben a ningún problema de salud sino que son problemas de conducta, de comportamiento, manifestaciones de rebeldía de los niños. No obstante, sean por un motivo o por otro, son un auténtico dolor de cabeza para los progenitores que los sufren.



Si la falta de apetito se debe a un problema de salud puede ser responsabilidad de alguna infección, virus o bacterias, problemas de garganta, fuertes resfriados, gastroenteritis, etc. Si se trata de problemas conductuales, subsanarlo no es tan sencillo pero tampoco imposible.

Tenemos que tener claras una serie de medidas que nos ayudarán:

- Establecer unos horarios fijos para comer: los niños necesitan rutinas que se cumplan, horarios más o menos estables para todo y, por supuesto, también para las horas de las comidas. Si un niño está picoteando durante todo el día, evidentemente, a la hora de la comida o de la cena no va a tener apetito. Debemos controlar eso y transmitirles rigor en ese sentido. 

- Comer no debe ser un castigo: no debemos regañarles ni amenazarles con la comida. La comida debe ser un momento para estar en familia, agradable y rico. No pueden asociarlo a un castigo. Cuando les estamos obligando, por ejemplo, a que se coman todo el plato que les hemos servido, estamos haciendo que lo sientan como un castigo y lo van a rechazar. Puede ser que no se coman todo pero, si lo han probado y han comido suficiente, dejémosles. Será mejor eso que un rechazo por su parte. Si hemos ganado medio plato, no perdamos más.

- No todos los niños necesitan comer lo mismo. Hay niños que con muy poquita cantidad están satisfaciendo todas sus necesidades nutricionales. Así que no nos volvamos locos. Y no comparemos. Si otros niños se comen bocatas gigantes, o platos que rebosan de paella, no nos torturemos, quizá nuestro hijo no necesita nada más y está igualmente sano.

- Buscar los alimentos más completos. Si a nuestro hijo, sea por la cuestión que sea, le cuesta comer, tenemos que ser listos y buscar aquellos alimentos que más nutrientes les aporten. Superalimentos, como los conocemos ahora (por ejemplo, en otro post os hablábamos de Alimentos contra el cansancio pero los hay ricos requerimientos nutricionales), que nos aseguren estar abarcando y satisfaciendo diferentes necesidades.



- Mejor un plato completo que un plato tremendo. Es muchísimo mejor que les pongamos delante a nuestros hijos platos que contenga tres tipos de alimentos básicos que no grandes cantidades de uno solo. Los platos más saludables deben contener la mitad de verduras, un cuarto de proteína y un cuarto de carbohidratos. Complétalo con fruta de postres y agua para beber. Sí o sí esta debe ser la alimentación que les demos a nuestros hijos. 

- Creatividad: es cierto que los niños suelen ser reacios a comer verduras y también es probable que lo sean a comer fruta. Por ello, debemos de ser creativos. Buscar presentaciones llamativas porque no nos olvidemos, los niños también comen por los ojos.

- Dar ejemplo. No podemos ponerles a nuestros hijos delante un plato de pescado con verduras y nosotros al lado comiéndonos una hamburguesa con patatas fritas. Seamos consecuentes. Ellos hacen lo que ven. Si nosotros no comemos de todo y no llevamos una dieta equilibrada, ellos tampoco la seguirán.


 

Facebook

int(3)
Cookies SPB Contigo
Aceptar y guardar