¿Toalla o albornoz?
¿Con qué preferimos secarnos cuando salimos de la ducha?
No hay duda. El mundo se divide entre los que prefieren utilizar la toalla o el albornoz cuando salen de la ducha. Pero, ¿qué nos lleva a escoger uno u otro? La verdad es que no hay nada racional que nos permita explicar esta costumbre. Lo que sí es cierto es que en España, los adeptos a la toalla superan a los amantes del albornoz. Sin embargo, en países más fríos, el albornoz gana más peso.
Empecemos por el producto más exitoso, la toalla. Es lo que más se utiliza. Salimos de la ducha o la bañera y nos envolvemos en una mullida toalla. Además, es posible que también tengamos otra más pequeñita con la que nos cubramos, a modo de turbante, el cabello. Esto es más habitual en mujeres con el cabello largo. Absorbe el exceso de humedad y evita que nos caigan las temidas gotas de agua fría por la espalda que en invierno no son nada apetitosas. En verano, todo es distinto.
Por otro lado, también es probable que tengamos una toalla para los pies al salir de la ducha. Sin embargo, reconozcamos que habitualmente utilizamos para este menester la misma ropa que nos hemos quitado y que vamos a meter en la lavadora.
Un alto porcentaje de personas se verán reflejadas en esta práctica.
Sin embargo, también los hay que prefieren la sensación de envolverse en un albornoz. Lo solemos asociar al lujo, a los hoteles en los que los vemos colgados y que utilizamos únicamente cuando estamos allí y no en nuestras casas. Es cierto que para los más pequeños de la casa, el albornoz es cómodo. No hay que preocuparse de que se les caiga la toalla así que optar por el albornoz es una buena alternativa. Estarán sequitos y ya les podremos poner la crema y el pijamita. Pero, poco a poco, nos vamos haciendo pasando "al lado de la toalla" y abandonando esta costumbre.
¿Nos parece poco higiénica? ¿Incómoda? ¿Poco rápida? Cada uno tendrá sus motivos pero no cabe duda de que utilizar toalla o albornoz es, sencillamente, cuestión de costumbres y tradiciones de cada casa.
Y tú, ¿eres de toalla o de albornoz?
Empecemos por el producto más exitoso, la toalla. Es lo que más se utiliza. Salimos de la ducha o la bañera y nos envolvemos en una mullida toalla. Además, es posible que también tengamos otra más pequeñita con la que nos cubramos, a modo de turbante, el cabello. Esto es más habitual en mujeres con el cabello largo. Absorbe el exceso de humedad y evita que nos caigan las temidas gotas de agua fría por la espalda que en invierno no son nada apetitosas. En verano, todo es distinto.
Por otro lado, también es probable que tengamos una toalla para los pies al salir de la ducha. Sin embargo, reconozcamos que habitualmente utilizamos para este menester la misma ropa que nos hemos quitado y que vamos a meter en la lavadora.
Un alto porcentaje de personas se verán reflejadas en esta práctica.
Sin embargo, también los hay que prefieren la sensación de envolverse en un albornoz. Lo solemos asociar al lujo, a los hoteles en los que los vemos colgados y que utilizamos únicamente cuando estamos allí y no en nuestras casas. Es cierto que para los más pequeños de la casa, el albornoz es cómodo. No hay que preocuparse de que se les caiga la toalla así que optar por el albornoz es una buena alternativa. Estarán sequitos y ya les podremos poner la crema y el pijamita. Pero, poco a poco, nos vamos haciendo pasando "al lado de la toalla" y abandonando esta costumbre.
¿Nos parece poco higiénica? ¿Incómoda? ¿Poco rápida? Cada uno tendrá sus motivos pero no cabe duda de que utilizar toalla o albornoz es, sencillamente, cuestión de costumbres y tradiciones de cada casa.
Y tú, ¿eres de toalla o de albornoz?