Divorcios de verano
Las separaciones conyugales aumentan durante los meses de vacaciones. ¿Cuáles son los motivos?
Siempre que llegan estas fechas vemos en los informativos y en los periódicos noticias que aseguran que aumentan los divorcios entre las parejas. ¿A qué se debe este fenómeno? Estas son las razones fundamentales que nos llevan a discutir más en verano e, incluso, a llegar a la separación.
NECESITAMOS RUTINAS
Nos pasa como a los niños. Necesitamos unas rutinas que marquen nuestro día a día, nuestras responsabilidades y las de nuestras parejas. Cuando llegan las vacaciones, estas rutinas desaparecen y, por tanto, vamos más "perdidos" y afloran más los roces y los conflictos.
Por otro lado, en muchas ocasiones, en el día a día hay veces que las obligaciones no nos dejan ni pensar en nuestras relaciones o nuestros problemas conyugales y los aparcamos. Problemas que pueden tener más tiempo y espacio para sustanciarse durante el verano.
DEMASIADO TIEMPO JUNTOS
El trabajo, los hijos, las tareas del hogar...hacen que el tiempo que pasemos con nuestras parejas durante los meses "laborables" sea más bien escaso. Sin embargo, de repente en vacaciones podemos encontrarnos cara a cara con él o ella y darnos cuenta que estamos delante de un o una desconocida, con los que hemos dejado de compartir intereses, conversación, etc. Dramático descubrimiento que hace que muchas personas tomen la determinación de terminar su relación.
PROBLEMAS FAMILIARES EN LAS VACACIONES
Acudir al pueblo de él o de ella unos días a pasar las vacaciones, la suegra o el suegro con nosotros de viaje para ayudar con los niños, el chalet o el apartamento compartido con suegros o cuñados... muchas veces las relaciones con las familias políticas hacen que se tambaleen las relaciones si éstas, ya de por sí, no eran muy sólidas.
REPARTO DE RESPONSABILIDADES
"Ahora que tú tienes vacaciones ocúpate de los niños que yo ya lo hago durante todo el año". "Yo cocino todo el año, ahora piensa tú que tienes tiempo". Frases y reproches habituales cuando llega verano. Relacionado con el primer punto de la falta de rutinas, las tareas y responsabilidades del hogar. Aunque nos vayamos a un apartamento, sigue habiendo cosas que hacer y no nos podemos desentender ni unos ni otros.
Desgraciadamente, el tiempo de descanso y vacaciones esperado y desesado por todos, puede poner punto y final a muchas relaciones.
NECESITAMOS RUTINAS
Nos pasa como a los niños. Necesitamos unas rutinas que marquen nuestro día a día, nuestras responsabilidades y las de nuestras parejas. Cuando llegan las vacaciones, estas rutinas desaparecen y, por tanto, vamos más "perdidos" y afloran más los roces y los conflictos.
Por otro lado, en muchas ocasiones, en el día a día hay veces que las obligaciones no nos dejan ni pensar en nuestras relaciones o nuestros problemas conyugales y los aparcamos. Problemas que pueden tener más tiempo y espacio para sustanciarse durante el verano.
DEMASIADO TIEMPO JUNTOS
El trabajo, los hijos, las tareas del hogar...hacen que el tiempo que pasemos con nuestras parejas durante los meses "laborables" sea más bien escaso. Sin embargo, de repente en vacaciones podemos encontrarnos cara a cara con él o ella y darnos cuenta que estamos delante de un o una desconocida, con los que hemos dejado de compartir intereses, conversación, etc. Dramático descubrimiento que hace que muchas personas tomen la determinación de terminar su relación.
PROBLEMAS FAMILIARES EN LAS VACACIONES
Acudir al pueblo de él o de ella unos días a pasar las vacaciones, la suegra o el suegro con nosotros de viaje para ayudar con los niños, el chalet o el apartamento compartido con suegros o cuñados... muchas veces las relaciones con las familias políticas hacen que se tambaleen las relaciones si éstas, ya de por sí, no eran muy sólidas.
REPARTO DE RESPONSABILIDADES
"Ahora que tú tienes vacaciones ocúpate de los niños que yo ya lo hago durante todo el año". "Yo cocino todo el año, ahora piensa tú que tienes tiempo". Frases y reproches habituales cuando llega verano. Relacionado con el primer punto de la falta de rutinas, las tareas y responsabilidades del hogar. Aunque nos vayamos a un apartamento, sigue habiendo cosas que hacer y no nos podemos desentender ni unos ni otros.
Desgraciadamente, el tiempo de descanso y vacaciones esperado y desesado por todos, puede poner punto y final a muchas relaciones.