Comer con niños fuera
Cómo salir a comer o cenar fuera y no morir en el intento
Seguro que con las vacaciones salís más con vuestros hijos a comer fuera de casa. Parece que el buen tiempo anima a salir a bares, restaurantes y terrazas a disfrutar de las buenas temperaturas, de las horas de sol y del buen ambiente.
Sin embargo, en el caso de niños pequeños, salir a comer fuera se puede convertir en una tortura que puede hacer que muchas familias desistan de este pequeño placer y opten por quedarse en casa. Te damos algunos consejos que te pueden servir para evitar los sonrojantes "espectáculos" en los restaurantes, las pataletas y los malos comportamientos.
- Ante todo, debemos adaptarnos a ellos. No podemos pretender que los niños coman a nuestra hora, debemos nosotros comer a la suya. Los niños tienen unos horarios y unas rutinas y, si las rompemos, lo normal es que estén más "potrosos", intranquilos, con sueño, cansados, etc.
- Elegir bien los restaurantes a los que vamos. Muchas veces optamos por restaurantes de comida rápida porque suelen incorporar zonas de juegos, juguetes, etc. Esta opción es una buena alternativa pero, esporádica, es decir, que no sea una norma puesto que la comida no es la más adecuada para los pequeños.
Ya existen muchísimos restaurantes que incorporan este tipo de instalaciones infantiles y que ofrecen comida sana, dieta mediterránea. Optemos por estas opciones. Estaremos nosotros tranquilos, ellos, entretenidos y, además, podremos comer sanos.
- Elegir bien el menú. Los menús infantiles dependen muy mucho del restaurante en cuestión. Existen algunos menús infantiles que no pasan de los típicos espaguetis o una montaña de nuggets de pollo con patatas fritas. No nos engañemos. Los niños pueden comer muchas otras cosas, de hecho, lo tienen que hacer.
Estas salidas a comer o cenar fuera se pueden convertir en pequeños "descubrimientos" para ellos. Que prueben cosas diferentes y que experimenten. Los menús infantiles pueden ser igual de variados y equilibrados que los de los mayores. Únicamente deben tener menos cantidad puesto que necesitan comer menos.
- Fruta, fruta y fruta. Está fenomenal que les demos helados. Es algo habitual que, como premio por portarse bien, por comérselo todo o como parte de lo divertido que es salir a comer fuera, el helado sea un aliciente más. Sin embargo, siempre después de tomar fruta. Es básico que los niños aprendan a comer frutas y verduras así que el postre siempre debe ser una pieza de fruta y luego ya un lácteo, un helado, etc.
- Los modales. No nos engañemos. Si nuestro hijo o hija es un pequeño dictador en casa, también lo va a ser fuera. De repente no podemos pretender tener una varita mágica y que se comporten adecuadamente si en casa no lo hacen.
Debemos enseñarles en casa para que luego, al salir fuera, repliquen lo que han aprendido. Si les dejamos que se estén levantando todo el tiempo en casa mientras están comiendo o cenando, harán lo mismo cuando estén fuera. De la misma manera, si no se sientan adecuadamente, si no son cuidadosos, si no les enseñamos a no masticar con la boca abierta o a no sorber la sopa, en el restaurante tampoco lo harán.
Además, por supuestísimo, huelga decir que nosotros somos sus ejemplos y sus referentes. Si no cuidamos nuestros modales y nuestra forma de comportarnos y alimentarnos, no podemos pedirles peras al olmo.
- Para acabar, hay algunos tips que nos pueden ayudar a que nuestra comida o cena sea más tranquila. Si puedes, elige una mesa en el restaurante o bar que sea esquinera. Así, los tendrás más controlados y molestarán menos. Los niños deben estar cómodos para que "aguanten" sentaditos así que si necesitan trona, pídela. Y siempre, siempre, siempre, lleva munición, es decir, libretas, colores, pequeños juguetes, etc. Evita las "maquinitas" e intenta entretenerles con los juguetes tradicionales, vale la pena el esfuerzo.
Esperamos que estos pequeños consejos te ayuden y consigas que salir a comer o cenar fuera con los tuyos sea placentero.
Sin embargo, en el caso de niños pequeños, salir a comer fuera se puede convertir en una tortura que puede hacer que muchas familias desistan de este pequeño placer y opten por quedarse en casa. Te damos algunos consejos que te pueden servir para evitar los sonrojantes "espectáculos" en los restaurantes, las pataletas y los malos comportamientos.
- Ante todo, debemos adaptarnos a ellos. No podemos pretender que los niños coman a nuestra hora, debemos nosotros comer a la suya. Los niños tienen unos horarios y unas rutinas y, si las rompemos, lo normal es que estén más "potrosos", intranquilos, con sueño, cansados, etc.
- Elegir bien los restaurantes a los que vamos. Muchas veces optamos por restaurantes de comida rápida porque suelen incorporar zonas de juegos, juguetes, etc. Esta opción es una buena alternativa pero, esporádica, es decir, que no sea una norma puesto que la comida no es la más adecuada para los pequeños.
Ya existen muchísimos restaurantes que incorporan este tipo de instalaciones infantiles y que ofrecen comida sana, dieta mediterránea. Optemos por estas opciones. Estaremos nosotros tranquilos, ellos, entretenidos y, además, podremos comer sanos.
- Elegir bien el menú. Los menús infantiles dependen muy mucho del restaurante en cuestión. Existen algunos menús infantiles que no pasan de los típicos espaguetis o una montaña de nuggets de pollo con patatas fritas. No nos engañemos. Los niños pueden comer muchas otras cosas, de hecho, lo tienen que hacer.
Estas salidas a comer o cenar fuera se pueden convertir en pequeños "descubrimientos" para ellos. Que prueben cosas diferentes y que experimenten. Los menús infantiles pueden ser igual de variados y equilibrados que los de los mayores. Únicamente deben tener menos cantidad puesto que necesitan comer menos.
- Fruta, fruta y fruta. Está fenomenal que les demos helados. Es algo habitual que, como premio por portarse bien, por comérselo todo o como parte de lo divertido que es salir a comer fuera, el helado sea un aliciente más. Sin embargo, siempre después de tomar fruta. Es básico que los niños aprendan a comer frutas y verduras así que el postre siempre debe ser una pieza de fruta y luego ya un lácteo, un helado, etc.
- Los modales. No nos engañemos. Si nuestro hijo o hija es un pequeño dictador en casa, también lo va a ser fuera. De repente no podemos pretender tener una varita mágica y que se comporten adecuadamente si en casa no lo hacen.
Debemos enseñarles en casa para que luego, al salir fuera, repliquen lo que han aprendido. Si les dejamos que se estén levantando todo el tiempo en casa mientras están comiendo o cenando, harán lo mismo cuando estén fuera. De la misma manera, si no se sientan adecuadamente, si no son cuidadosos, si no les enseñamos a no masticar con la boca abierta o a no sorber la sopa, en el restaurante tampoco lo harán.
Además, por supuestísimo, huelga decir que nosotros somos sus ejemplos y sus referentes. Si no cuidamos nuestros modales y nuestra forma de comportarnos y alimentarnos, no podemos pedirles peras al olmo.
- Para acabar, hay algunos tips que nos pueden ayudar a que nuestra comida o cena sea más tranquila. Si puedes, elige una mesa en el restaurante o bar que sea esquinera. Así, los tendrás más controlados y molestarán menos. Los niños deben estar cómodos para que "aguanten" sentaditos así que si necesitan trona, pídela. Y siempre, siempre, siempre, lleva munición, es decir, libretas, colores, pequeños juguetes, etc. Evita las "maquinitas" e intenta entretenerles con los juguetes tradicionales, vale la pena el esfuerzo.
Esperamos que estos pequeños consejos te ayuden y consigas que salir a comer o cenar fuera con los tuyos sea placentero.