Otitis del nadador
Cómo prevenir los problemas de oído en verano
El arranque de la temporada de la piscina cuando empieza el buen tiempo suele venir acompañado de los habituales problemas en los oídos. No en vano, se denomina a esta patología como 'otitis del nadador'. La propia Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) advierte que "los baños en playas y piscinas unidos al calor, incrementan el riesgo de otitis externa como consecuencia de la humedad".
Se trata de una inflamación de la piel del conducto auditivo externo, producida por bacterias. Los síntomas asociados son variados pero podemos resumir en un dolor bastante intenso del oído, 'otalgia', que puede obligar a tomar analgésicos o antiinflamatorios. Puede provocar también sudaciones, es decir, humedad en el conducto auditivo, sensación de taponamiento, pitidos, fiebre y malestar general e, incluso, una leve disminución de la audición.
Para evitarlo, los otorrinos nos recomiendan, sobre todo, mantener los oídos secos y limpios tras cada baño. La recomendación es secarlos con una toalla fina y, si todavía sentimos humedad, secarlos con la ayuda de un secador. Eso sí, sin dirigir directamente el chorro de aire caliente directamente al oído.
Los bastoncillos están totalmente desaconsejados. Debemos utilizar estos instrumentos para limpiar los piegues de las orejas pero cuando los introducimos en el conducto auditivo lo que estamos haciendo es empujar la cera hacia el interior del oído e, incluso, dañar la piel e irritarla con el propio bastoncillo. Además, el cerumen no es malo per se, su función es lubricar y proteger el oído de las infecciones así que no tenemos que pensar que es negativo siempre.
Cuando notemos los primeros síntomas de una otitis, hay que acudir al especialista para ver si tenemos una infección. Sin embargo, los expertos nos recomiendan, en el caso de que seamos personas que tengamos predisposición a tener problemas con los oídos o a que se nos formen tapones, a acudir para hacernos una limpieza.
Se trata de una inflamación de la piel del conducto auditivo externo, producida por bacterias. Los síntomas asociados son variados pero podemos resumir en un dolor bastante intenso del oído, 'otalgia', que puede obligar a tomar analgésicos o antiinflamatorios. Puede provocar también sudaciones, es decir, humedad en el conducto auditivo, sensación de taponamiento, pitidos, fiebre y malestar general e, incluso, una leve disminución de la audición.
Para evitarlo, los otorrinos nos recomiendan, sobre todo, mantener los oídos secos y limpios tras cada baño. La recomendación es secarlos con una toalla fina y, si todavía sentimos humedad, secarlos con la ayuda de un secador. Eso sí, sin dirigir directamente el chorro de aire caliente directamente al oído.
Los bastoncillos están totalmente desaconsejados. Debemos utilizar estos instrumentos para limpiar los piegues de las orejas pero cuando los introducimos en el conducto auditivo lo que estamos haciendo es empujar la cera hacia el interior del oído e, incluso, dañar la piel e irritarla con el propio bastoncillo. Además, el cerumen no es malo per se, su función es lubricar y proteger el oído de las infecciones así que no tenemos que pensar que es negativo siempre.
Cuando notemos los primeros síntomas de una otitis, hay que acudir al especialista para ver si tenemos una infección. Sin embargo, los expertos nos recomiendan, en el caso de que seamos personas que tengamos predisposición a tener problemas con los oídos o a que se nos formen tapones, a acudir para hacernos una limpieza.
